¿Qué está pasando en los colegios?
- anpaalbeiros
- 9 nov 2014
- 4 Min. de lectura
Acgevámosvos un artigo publicado na edición impresa de El Progreso en data 2 de novembro de 2014 e posteriormente na súa páxina web. Fai unha interesante reflexión sobre o mal uso que estamos a facer das redes sociais para controlar aos nosos fill@s.

EL REVERSO DE LA SEMANA
¿Qué está pasando en los colegios?
Etiquetas: El reverso de la semana, Carmen Uz, colegios, inseguridad, redes sociales
04/11/2014 - Carmen Uz
La noticia del altercado que se produjo hace unos días en el colegio de San José, cuando, con motivo de una huelga, varios estudiantes vinculados a otro instituto de la ciudad entraron al centro y causaron daños, puso sobre la mesa, una vez más, el debate sobre el uso de las redes sociales. Porque tras el incidente, el enfrentamiento continuó en la calle, a la salida de clase, y luego a través de internet, donde los dos grupos se amenazaban y se citaban para encontrarse y zanjar las desavenencias a golpes. Las amenazas alcanzaron tal dimensión que la Policía envió varios días un coche patrulla a la puerta del San José para disuadir a los chavales, algo que no es la primera vez que sucede en un instituto de la ciudad pero que desde luego no es lo habitual pese a que enfrentamientos y peleas entre pandillas de institutos ‘rivales’, por así decirlo, hubo y habrá siempre.
La diferencia probablemente estriba en el poder difusor que tienen las redes sociales, que tanto sirven para proferir amenazas con la gallardía que propicia la distancia como para convocar a ver el espectáculo. Las redes sociales son en estos casos una auténtica arma, lo que obviamente no significa que todo en ellas sea malo. Como en muchas otras cosas, su bondad o su perversidad está en el uso que se haga de ellas. Un ejemplo de lo que tienen de positivo se puede ver precisamente en los centros educativos. Cada vez más colegios e institutos cuentan con plataformas digitales que permiten una interacción entre profesores y padres prácticamente en tiempo real. Aunque también aquí hay diferencias derivadas del uso. En Lugo hay algún instituto que ni ha presentado la plataforma a los padres ni les ha dado ni una sola indicación de siquiera cómo darse de alta. Señal, seguramente, de que el cuerpo docente no tiene mucho interés en explorar esta vía de comunicación con los padres. A lo mejor, ni siquiera de comunicarse con ellos. Lo cuentan familias que en su día intentaron acceder a la plataforma, y que se mueven perfectamente en internet, y no lo consiguieron. Se quedó en un intento entre otras razones porque, por la información de que disponen, en este centro la utilidad de este instrumento digital es únicamente la de comunicación de notas y justificación de faltas.
Con independencia de las posibilidades que ofrece cada plataforma, que en realidad suelen ser muy similares, son los profesores quienes las hacen buenas o malas. Un ejemplo: en un mismo colegio de Lugo hay docentes que la utilizan para comunicar las notas y prácticamente nada más y otros que, si el pequeño entra una mañana llorando en el aula, al rato escriben a los padres para informarles de cómo está. En un mundo -este, no hablemos de otros- en el que cualquier madre y padre lleva un smarphone en el bolsillo, puede consultar la plataforma en cualquier momento. O cuando lo considere, porque la herramienta tanto sirve para comunicar incidencias, si el niño se ha portado mal o hay algo en él que preocupe al profesor, como para dar avisos (de excursiones, día sin cole...) y facilitarles enlaces a páginas web u otros recursos educativos. «Da mucha tranquilidad porque si no tienes comentarios es que todo está bien», explica una madre muy satisfecha con esta herramienta, que también sirve para dar avisos a la inversa. Por ejemplo, si el niño está enfermo y no va a ir al colegio.
Aunque, como todo, estas plataformas funcionan bien si su uso es racional, lo que no siempre sucede, aunque se quiera. Un padre reconoce que no es la primera vez que, al ir a recoger a su hijo, poco menos que antes de decirle hola le ha abroncado porque la profesora le ha escrito para comentarle que su comportamiento ese día ha sido mejorable. Son reacciones que uno no siempre controla porque es imposible ser templado y reflexivo las 24 horas del día.
Es una herramienta que a veces también puede provocar en los padres sentimientos de culpabilidad, aunque por supuesto ese no es el ánimo. Lo cuenta ese mismo padre, que en una ocasión tardó unos cuantos días en abrir la plataforma y ver el comentario que le había dejado la maestra sobre un aspecto de su hijo a la hora de hacer las tareas que le preocupaba un poco. Nada grave, desde luego, pero que instintivamente provocó sentimiento de culpa en el progenitor, cuando es obvio que no abrir diariamente la plataforma educativa de tu hijo de cuatro años no es, desde luego, ser mal padre.
Porque esa es otra, algunos colegios se han tomado tan en serio eso de la implicación de los padres en la vida educativa del centro que no es nada raro que se invite a los padres a participar en un taller de recortables o en la visita a una exposición. Lo que a veces acaba creando frustración, más en los hijos que en los padres, todo hay que decirlo. A ver cómo le explicas al niño que no puedes acompañarlo porque tienes que ir a trabajar cuando, por las razones que sea, la mamá de su amiguito ha ido varias veces.
En fin, que encontrar el término medio nunca es fácil. No lo es ni para los niños, ni para los profesores, ni para los padres. Hay grupos de whatssapp de progenitores que son un auténtico peligro. Conozco un caso en el que algún padre se dedica a enviar fotos y chistes subidos de tono de madrugada y otro en el que los progenitores comunican a otros dónde y con quién han visto a sus hijos. Como dice alguien, la línea que separa el cariño, o las buenas intenciones, del control es tan estrecha que se pisa con facilidad.
(Publicado en la edición impresa el 2 de noviembre de 2014)
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