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Primeira reválida en primaria

Artigo publicado hai uns días na edición dixital de El Progreso.

Asistencia desigual a la 'reválida' de 3º, que vació algunos colegios públicos

En algunos centros, como As Gándaras, no se celebró la prueba de diagnóstico porque faltaron todos los alumnos. En el resto de la provincia, los casos más drásticos se registraron en cuatro centros de A Montaña y tres de A Mariña

Alumnos del colegio Rosalía de Castro de Lugo haciendo la prueba. . pepe tejero

Jueves 28 de Mayo de 2015 | El Progreso / Delegaciones | Lugo

La prueba de diagnóstico de tercero de primaria -que se ha dado en llamar popularmente ‘reválida’ aunque la Xunta sostiene que no tiene ningún efecto académico-, tuvo un seguimiento desigual en los colegios de Lugo. En algunos centros la realizaron la totalidad de los alumnos, mientras que otros, los menos y todos públicos, vieron cómo se vaciaban completamente las clases de tercero de primaria. En la mayoría, sin embargo, hubo ausencias en número desigual.

La Federación de Asociaciones de Padres de Lugo (Fapacel) y la mayoría de sindicatos de la enseñanza habían animado a los padres a no enviar a sus hijos a clase para mostrar su oposición a la realización de estas pruebas, que consideran que promueven la competencia entre centros, desprecian el criterio de los profesores y menosprecia las materias que no se evalúan. Muchas asociaciones de padres de la provincia solicitaron en los últimos días información a la Fapacel para tomar una decisión acerca de enviar o no a sus hijos a clase, toda vez que la Consellería de Educación ya había aclarado que la ausencia sería el único modo de evitar la prueba, puesto que todos los niños que acudieran a clase estaban obligadas a hacerla.

Fue muy fácil

A las doce y media, los alumnos de tercero del colegio Rosalía de Castro ya habían terminado las pruebas previstas para ayer. Mientras reponían fuerzas con su tentempié de media mañana, las alumnas Carmen Gómez, Candela Angulo, Laura Cillero, Carmen Castro, Raquel Cancedo e Iria Castro comentaban qué les habían parecido. En general, coincidían en que la prueba de competencia lingüística «fue más fácil que la de matemáticas, que también era fácil, pero tenías que razonar más», explicaron.

A primera hora se enfrentaron al cuadernillo de competencia lingüística y tenían un tiempo máximo de sesenta minutos para completarlo. «Primero tuvimos que escuchar y luego contestar unas preguntas», contaron en relación a las dos audiciones de comprensión oral. En una «una bruja que era buena se describía a sí misma» y la otra era una noticia sobre «que había aparecido un dinosaurio nuevo». También tuvieron que leer un texto sobre Kika superbruja, a la que le gustaba leer El Quijote, con el que se valoraba la comprensión escrita, o escribir un cuento a partir de unas viñetas, para valorar la expresión escrita.

En la prueba de competencia matemática, que siguió tras un descanso, había ejercicios «sobre un cumpleaños, para calcular cuantas tartas tenían que comprar y si sobraba algún cacho porque eran doce niños y cada niño comía dos trozos, así que había que calcular para que todos pudieran comer», recordaban las niñas. También tuvieron que hallar cuántas onzas de chocolate hacían falta para elaborar las tartas.

Otro ejercicio, contaban, iba sobre «una niña que se llamaba Andrea e invitó a sus amigas al parque, pero primero iba con sus padres a la cafetería y sus amigas la esperaban y había que decir el recorrido para llegar», explicaban.

Si para las pruebas del miércoles no estaban nerviosas, para las de este jueves, tras tener esta experiencia, todavía menos. Esta última jornada de la evaluación diagnóstica tendrá un desarrollo similar: se hará primero la prueba de competencia lingüística, a la que se dedican 60 minutos y, tras un descanso, comenzará la de competencia matemática, para la que se dan 50 minutos.


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